Ahora vengo del
cardiólogo
Toda una mañana
esperando
Demasiada faena, para
un hombre solo
Mientras aguardaba en
la sala de espera
Enfrente de mí, había
dos críos, hablaban
Se contaban sus
mundos, con cara pálida
El mayor tendría unos
once años
Un cuerpo delgadito y
unos brazos blancos
Su madre, no sabía
disimular sus miedos
Sobre nueve años, el
más jovencito
Hablaba y se movía
muy despacito
Estaba junto a su
madre, agarradito
En las caras de las
madres, he visto y leído
Dos formas distintas de
enfocar un castigo
Según una de ellas,
lo tenía bien merecido
Sin embargo, lo que
más me ha hecho enserir
Es observar, las dos
caritas, de ganas de vivir
Que tenían los dos
críos, sin pensar en morir
Siempre estaban con
risas
No hay comentarios:
Publicar un comentario