Eres mi noche
Y mi día
Eres mi vida
Así rezaba en una
casa de campo abandonada y medio derruida en una curva de carretera desastrosa
que paré para orinar, porque no me podía aguantar.
El letrero estaba a
la entrada de la casa, que en sus mejores tiempos, debió de ser una buena casa
de labranza, donde la gente prácticamente era autosuficiente. Me llamó la
atención que no vi ninguna pintada ó dibujo obsceno, que tanto abundan en las
casas abandonadas.
No sé porque algo me
empujaba a escudriñar el interior de la casona, yo, que no soy precisamente muy
valiente, pero algo dentro de mí me decía que entrase.
Por supuesto no
habían ni puertas ni ventanas y de las paredes de lo que fueron habitaciones
solo quedaban trozos.
Todo estaba repleto
de cascotes y trozos de derribo, pero en una media pared que estaba antes de la
escalera encontré otro letrero.
Bienvenida amiga
Soledad
Una vez más
Entonces sentí un escalofrió
porque esa frase la recordaba vagamente y a la vez se comenzó a escuchar un
repicar de una campana pequeña de las que se compran de recuerdo, en alguna
villa marina.
Conforme subía la
escalera con mucho cuidado porque estaba que se caía y el escalofrió iba en
aumento, igual que el sonido de la campana, enfrente de la subida yo ya sabía
que iba a encontrar otro letrero, y efectivamente, con estupor leí
Por muchas vidas
Que vivas
En todas estaré yo
La parte de arriba
se conservaba algo mejor, al menos las paredes estaban completas, las piernas
me temblaban pero comencé a explorar las habitaciones y conforme me acercaba a
la última, que era la más grande, el sonido aumentaba.
Antes de entrar en
el cuarto mi mente ya sabía que me encontraría otro letrero y además sabía lo
que ponía. Cuando entré el sonido de la campana se apagó, porque en el cuarto
no había ninguna campana, pero al girarme la cabeza vi el letrero con la
palabra que efectivamente yo pensaba.
¿Estamos?
De repente el aire
se me hizo irrespirable y salí corriendo, casi me despeño por la escalera,
agarré el coche y salí a toda velocidad.
Jamás había pasado
por esa carretera ni conocía esa casa, pero mientras conducía y lloraba,
pensaba en las palabras escritas en las paredes, todas me las había dicho mi
pareja antes de fallecer.
Por eso aunque soy
agnóstico, siempre tengo esa duda del más allá ¿Por qué si no? ¿Qué explicación
tiene?