A últimos de los
años sesenta, había un país que se llamaba España, donde vivía un chico de
catorce años, se llamaba Julián, vivía en un pueblo de la profunda Andalucía,
donde las calles aún no conocían el asfalto, pero eso sí, hicieron las aceras,
aunque después las quitaran porque se dieron cuenta que no cabían dos coches ¿no
hubiera sido más fácil hacer la calle de una sola dirección? Además solo pasaba
un coche una vez al año, cuando venía en verano un emigrante de final de la
calle.
Los adolescentes de
los sesenta no eran como los de ahora, eran más “malos” pero también más
inocentes, una contradicción, pero me explico, quizás la palabra malos no sea
la adecuada si no traviesos, pasaban el día en la calle, no tenían juguetes, el
que tenía un balón de jugar al futbol era el rey, aunque fuera muy malo jugando
y si no se jugaba al hoyo a las canicas ó bolas, al potro y eso si no había
guerrillas, que consistía en los chicos de un barrio retaban a los de otro
barrio y se citaban en una era a pedrada limpia, pero el mejor pasatiempo que
tenían los más mayorcitos era cuando alguien conseguía una revista donde salían
mujeres ligeras de ropa ( se masturbaban más que un mono)esa era la
“maldad” que tenían.
Pero eran muy
inocentes en el sentido de que aún no había llegado la verdadera maldad, no
robaban, respetaban mucho a las personas mayores, la palabra de los padres era
sagrada “la caja tonta” estaba en muy pocos hogares y en verano la ponían cara
a la calle y todos los críos y no tan críos sentados en el suelo de la calle
para verla.
Julián un día
jugando a eso de las guerrillas recibió una pedrada en la frente, sangraba y se
sentía mal pero peor se sentía de saber cómo reaccionaría su padre cuando lo
viera, no se dio cuenta que por detrás se le acercó una chica con un pañuelo y
se lo puso en la herida, se llamaba Isabel aunque todos la conocían por Isa,
vivía en una calle más abajo que él, se quedaron mirándose un rato a los ojos “
te voy a manchar de sangre el pañuelo” “ no importa, ya lo lavo yo sin que se
entere mi madre”.
Julián sabía que ella hacía tiempo que lo miraba de
una forma especial, pero le daba vergüenza decirle nada a ella, aunque estuvo a
punto varias veces.
Isa sentía algo
especial por él porque lo veía un chico diferente, no era bruto, era el único
que leía libros, por eso cuando pasaba cerca de él mariposas revoloteaban en su
estómago “ me llamo Isabel” “ ya lo sé Isabel” estaban sentados en la primera
era de detrás de las casas que en primavera se llenaba de amapolas y unas florecillas
amarillas, Julián miró a su alrededor y vio una amapola rosa en mitad del campo
pleno de amapolas rojas, se levantó y se la trajo “ para ti” “ gracias es
preciosa” “ no tanto como tú” Isa bajó la cabeza y se puso roja “ me tengo que
ir ya , es tarde” “¿ya? Le preguntó él “claro, las chicas no podemos llegar a
casa tan tarde como los chicos” “pero si quieres nos podemos ver mañana en el
pozo de la Mariquilla, aquí nos pueden ver tus amigos” “vale, te espero a las
seis de la tarde” ella se izó sobre la punta de sus zapatos y le dio un beso en
la mejilla y salió corriendo “adiós Isabel” le gritó él.
Cuando Julián volvió
a casa su padre le pegó como siempre por no haber traído la comida para los
conejos, pero no le importó, ni sintió los palos, su cabeza estaba en otro
lugar.
Al día siguiente
cuando Isa fue al sitio en que quedaron, Julián la estaba esperando con un
ramito de flores del campo “¿son para mí?” “claro Isabel” “¿sabes? Eres el
único que me llama Isabel” “no te gusta” “si, mucho” “Isa es nombre de niña” él
la cogió de la mano y se fueron a caminar entre los olivos.
Todos los días se veían
en el mismo lugar, sus corazones se aceleraban cuando estaban juntos, cuando se
cogían de la mano, un día Julián le dio un beso en la boca, por supuesto inocentemente,
y ella le preguntó “¿ya somos novios?” “claro, para toda la vida” y se abrazaron
fuertemente.
Al otro día Isa no
acudió a la cita, el se paseo por su calle pero no la vio, al día siguiente
tampoco acudió ella, entonces Julián volvió a pasear por su calle y esta vez sí
estaba ella, estaba sentada con cara triste en el escalón de su puerta “¿Qué te
pasa?” “nada, habla despacio mi madre está dentro y no me deja salir”
“¿porqué?”” me da vergüenza decírtelo, son cosas de mujeres” en eso que se oyó
la voz de su madre “Isa, entra para dentro”.
A los pocos días él
le mandó un papel con una amiga de ella donde le decía “tengo que verte, esta
tarde en el sitio de siempre” y efectivamente a la hora indicada Isa se
presentó , se dieron un fuerte abrazo “ Isabel ¿Qué te pasa? ¿Porqué has estado
estos días sin venir?” “ porque mi madre no me dejaba salir” acachó la cabeza “
porque ya soy mujer de verdad” “ no te entiendo” “ me ha venido la regla” “
¿eso qué es?” ella se echo a reír “cosas de mujeres”” ¿para qué querías verme?”
y Julián le dio la noticia que ella menos esperaba “ nos vamos toda la familia
a Barcelona” “ pero ¿cuándo?” mañana por la tarde cuando terminemos de cargar
el camión” se abrazaron y las lágrimas recorrieron sus rostros “ ya no nos
veremos más Julián” “ te juro que volveré algún día a por ti Isabel” y se dieron
un beso que recordarían toda su vida, porque cuando más tristes estaban siempre
echaban mano de ese recuerdo.
Julián entro como
aprendiz en una fábrica de lámparas en L´Hospitalet de Llobregat, el pueblo
donde su familia se fue a vivir porque tenían ya familia allí y comenzó a
escribir a su amada cada semana hasta que pasados unos meses, él dejó de
recibir la correspondencia de ella.
Él no dejaba de
pensar en Isabel, pero la vida del emigrante no es nada fácil y fueron pasando
los años sin darse cuenta.
Cuando Julián
cumplió los dieciocho años les dijo a sus padres que en verano iría al pueblo,
le echaron una gran bronca pero él no cedió hasta que le dieron permiso, y a
primeros de Agosto cogía el tren borreguero nocturno que daba paso hasta a las hormigas, pero por fin
a las nueve de la mañana se apeaba en la estación de Linares-Baeza y agarró el
autobús que le subía a Linares, con la cabeza plena de cosas que tenía que
decirle a Isabel y también pensando el porqué dejaría de contestar a sus
cartas.
Cuando se bajó en
Santa Margarita, comenzó a caminar porque su barrio estaba en la otra punta del
pueblo, cuando pasó por la Fuente del Pisar hizo un alto y bebió agua fresca
antes de continuar.
Cuando llegó, solo
habían pasado cuatro años pero lo encontró todo pequeño, sucio y una sensación
de pobreza increíble.
Directamente fue a
casa de su tía “Julián que alegría, pasa” “¿cómo estás tía?” “yo bien cariño,
tu tío es el que anda chungo” “¿Qué le pasa?” “nada hijo, cosas de viejos, que
tiene ya muchos años”” ¿y dónde está?” seguro que está en el único lugar donde
no se queja, en la taberna”” bueno, dúchate y ponte cómodo”.
Julián no quiso
preguntarle tan pronto por Isabel para que su tía no se diera cuenta, pero
cuando salió de su cuarto ya no se pudo aguantar “¿ves a Isabel, como está?”” ¿Ya
no podías aguantar más sin preguntar por
ella, eh?” Julián sonrió y le dio un beso a su tía “que zalamero has sido
siempre” “Isabel no está bien, parece tísica, no sale mucho a la calle” a
Julián se le cayó el cielo a los pies, se quedó helado” ¿y los médicos que
dicen?” pues eso hijo, que está tísica” “me voy a verla”.
En aquella época y
en los pueblos (por lo menos en este) todo lo que se salía del resfriado ó se
salía de lo normal le ponían la etiqueta de, tísica, ahí entraban todas las
enfermedades que las gentes no conocían.
Julián llamo a su
puerta esperando que saliera la madre, pero después de esperar más de lo normal
quien le abrió la puerta fue una hermosa mujer rubia con unos grandes ojos
azules y delgada, era la niña que él recordaba pero convertida en una hermosa
mujer, estuvieron mirándose sin decir nada un buen rato “Julián,¿ eres tú?” si
Isabel” ella cerró la puerta de la calle y se dieron un gran abrazo y un beso
que quería recuperar el tiempo pasado “ ¿y tu madre?” “no te preocupes estamos
solos” ella le agarró la mano y lo llevó a su dormitorio.
Eran dos seres
dando rienda suelta a muchos años de
amor soñado, esperado, descubriendo lo que era la sexualidad junto a la persona
que más amabas en este mundo, era amor y sexo puro sin ningún tipo de lascivia,
cuando terminaron él le preguntó “¿Qué tienes, estás demasiado delgada?” “vamos
a vestirnos, no tentemos dos veces al diablo en el mismo día “eso se lo dijo
dándole un beso.
Cuando estaban
sentados en el comedor” ¿qué te dicen los médicos?”” nada cariño que no saben
lo que tengo” le mintió ella “¿y a ti como te va en Barcelona?””bien, tengo
trabajo, pienso mucho en ti y el mes que viene me llevan a la mili, a perder
casi dos años de mi vida, estoy estudiando por las noches electrónica, tengo
que hacerme un futuro, para cuando vuelva de la mili no tardar mucho en que nos
casemos, a Isabel se le cayeron dos lágrimas por sus mejillas”¿porqué lloras
tonta?”” es de alegría cariño” “ pero Julián leyó algo en sus ojos que no le
gustó”¿me estás ocultando algo, Isabel?”” nada cariño, no te preocupes y mi
madre está a punto de venir””entonces me voy que no vea que estamos
solos””¿para cuanto tiempo has venido Julián?” “mañana por la noche tengo que
coger el tren, el lunes trabajo”” ¿tan pronto?”” no me han dado más días en la fábrica,
cariño” y se despidieron con un profundo beso de enamorados, donde el mundo no
existe.
Por la tarde Julián
se la pasó caminando por la era donde se dieron el primer beso, estaba muy
contento pero a la vez algo en su interior no lo dejaba en paz.
Esa noche se acostó
tarde contándole a su tía todo de su familia, de cómo les iba en Barcelona.
Al otro día esperó
desesperado que llegara la hora de ir a ver
Isabel y cuando llamo a la puerta le abrió la madre “buenos días”
“buenos días, soy Julián, ¿está Isabel?”” Isabel no se encuentra bien” “¿no
puedo verla un momento?”” no, ya te he dicho que no está bien ,aún duerme
“Julián se quedó muy triste y se despidió, estuvo toda la tarde rondando la
calle por si ella asomaba, pero ya se le hacía tarde para el tren y volvió a casa
de su tía, se despidieron y comenzó su camino hacia Santa Margarita para
agarrar el autobús que le llevaría a la estación del tren, pero caminaba como
un autómata porque su cabeza estaba con su Isabel.
Julián se fue a la
mili pero ellos seguían estando en contacto por carta, eran cartas llenas de
amor y de planes para un futuro cercano, pero a los seis meses él dejó de
recibir las cartas de ella y comenzó a preocuparse porque algo le decía que la
desgracia estaba llamando a su puerta y no dejaba de pensar en ello.
El presentimiento se
materializó una tarde que estaban haciendo ejercicios de tiro y un despistado le
pegó un tiro en la espalda, Julián calló mortalmente herido y lo último que le
oyeron sus compañeros fue “Isabel” y un helicóptero se lo llevo enseguida al
hospital militar y de allí se lo llevaron al Gómez Ulla de Madrid donde estuvo
ingresado seis meses y salió en silla de ruedas. Durante todos estos meses él
no recibió nada de Isabel.
Cuando llegó a su
casa de Barcelona sus padres le dieron una carta que había llegado hacia unos
pocos días del pueblo, era de su tía, Julián conforme iba leyendo se ponía más
blanco, su tía le decía que Isabel acababa de fallecer, su amor, su vida, la
persona por la que amaba tanto se había
marchado de este mundo, se encerró en su cuarto y comenzó a llorar como un
niño, hasta que se tranquilizó y pensó, por lo menos así no se enterara de que
soy un inútil, que ya no sirvo para nada, que ya no le podría dar lo que ella
se merecía.
Antes de un año del
accidente un día estaba tan deprimido y no le encontraba sentido a esta vida
que decidió marcharse, su pensamiento era agnóstico por lo tanto no temía al
más allá porque no creía que hubiera nada, por la noche se despidió de sus
padres y se encerró en su dormitorio, cogió todas las pastillas que tenia y las
puso encima de la mesita de noche, comenzó con los ansiolíticos, de tres en
tres, en cada trago su pensamiento era para Isabel, sabía que ella no estaría
de acuerdo porque ella si era creyente y decía “perdóname” otro trago
“perdóname” así hasta que la habitación comenzó a darle vueltas y cayo de golpe
sobre la cama.
Su madre lo primero
que hacía cada mañana era asomarse a su habitación a ver como estaba, pero esa
mañana la llave estaba echada “Julián” “Julián” lo llamó la madre asustada y
viendo que no recibía respuesta se fue corriendo a por su marido “Pepe, levántate
rápido que Julián a echado la llave y no me responde” “ ay, Dios mío, ay, Dios mío”
repetía la madre, el padre llamó a la puerta y no recibió respuesta, entonces
le pegó una patada a la puerta que se hizo añicos y vieron a su hijo tendido en
la cama, intentaron reanimarlo pero no respondía, entonces llamaron a urgencias
que enseguida se lo llevaron al hospital, le hicieron un lavando de estomago y
lo dejaron ingresado en psiquiatría una temporada, donde consiguieron hacerle
comprender que aún era muy joven y tenía una vida por delante, de allí lo
llevaron al hospital de parapléjicos de Toledo, para ayudarle en su tratamiento
y a usar bien la silla de ruedas.
Poco a poco se fue
recomponiendo física y sobre todo mentalmente que es más difícil y así pasaron
los años y comenzó a trabajar ayudando en una ONG de ayuda a minusválidos.
Un día estaba
lavándose la cara en el cuarto de baño y de golpe se quedó mirándose en el
espejo, toda su vida pasó por su cabeza, vio un hombre mayor, aunque no tenía
muchos años y le habló al espejo “ Isabel, ya estoy preparado para verte” y a
los pocos días se lo contó a sus padres, por supuesto le dijeron de ir con él,
le pusieron un montón de pegas pero él estaba decidido a hacer el viaje y
además solo, quería probarse así mismo.
Corría
el año mil novecientos ochenta y cuatro, España estaba cambiando a toda prisa
en todos los sentidos, el tren ya solo duraba siete u ocho horas, cuando llegó
a la estación de linares-Baeza agarró un taxi (ya tenía un cierto poder
adquisitivo) que le llevo al barrio de las Américas porque sus tíos ya no vivían
en Arrayanes, cuando se vieron se echaron a llorar todos, sus tíos aún no lo
habían visto en silla de ruedas “tía ¿tú sabes dónde está Isabel? “ si claro
cariño ¿quieres ir ya?” “para aprovechar que el taxi aún está aquí”” vale
cariño dame un minuto “se subieron los dos al taxi y llegaron al cementerio, su
tía fue enseguida a ayudarle y él le dijo “no tía, yo tengo que servirme por mi
mismo “era primavera y hacia un día esplendido, nada más entrar al cementerio
Julián se dio cuenta que había una sola amapola y además rosa “ tía ahora si te
necesito, me coges esa amapola, por favor”” claro hijo”.
Cuando
llegaron al nicho donde estaba Isabel su tía rezó algo y le dijo “yo te dejo
solo, en la entrada te espero” él la miró con los ojos llenos de lágrimas “
gracias tia”Isabel estaba en la primera fila lo cual Julián agradeció, puso la
amapola en las flores que ya tenía “ recuerdas mi amor”” la misma flor para
conocernos y para despedirnos”” te amo tanto , amor mío” “ que cruel ha sido la
vida con nosotros, que solo queríamos amarnos”” aunque tú nunca morirás cariño,
porque mientras yo viva tú vivirás en mi corazón”” las personas no mueren
cuando fallecen si no cuando se les deja de recordar”” me tengo que ir amor mío,
mi tía estará preocupada””adiós amor” y se encaminó hacia la salida del
cementerio, cuando llegó su tía no le hizo ninguna pregunta, solo se acacho y
le dio un beso.
En
la cena Julián le sacó el tema de Isabel a su tía, “¿Qué fue de la familia de
Isabel? ¿Tú sabes algo? “ no cariño, nosotros hace muchos años que salimos del
barrio, si te digo que ni si quiera sé si vive aún la madre”” vale tía, me voy
a la cama que mañana tengo que levantarme pronto para coger el tren”” hijo mío,
que prisas, no sé porqué no te quedas más días”” tía yo no puedo faltar mucho
tiempo de la asociación, me han nombrado secretario” “ es que tú vales mucho,
hijo”” jajajaja no es eso tía, es que me sirve como apoyo para mi autoestima”.
Cuando
llego a la estación del tren se bajó del taxi, no quiso que el taxista lo
ayudase, pero para entrar a la estación había un escalón bastante pronunciado
(la ley de movilidad ni se conocía) y se quedó parado, cuando un joven le dijo
“ ¿le ayudo señor? “ si gracias” le contestó sin mirarlo, pero cuando lo subió
se giró para darle las gracias y entonces se le quedó mirando sin hablar,
parecía que se estaba mirando en un espejo cuando él tenía dieciocho años y el
joven se dio cuenta “¿le pasa algo señor?”” no,,no, perdona gracias por ayudarme”
“¿te puedo hacer una pregunta?”” claro señor” “ no me llames de señor, mi
nombre es Julián””anda, somos tocayos, yo también me llamo Julián” “ pero iba a
hacerme una pregunta, ¿no? “ si,si,,,,,¿ tú naciste en Linares? “si señ,,,,,
¿es que no sé cómo llamarlo? “de momento Julián está bien” el joven continuó “nací
en Linares, en Arrayanes, pero me he criado aquí en la estación, porque mi
madre falleció cuando yo nací, tenia ELA y mis tíos me han criado”” ¿Qué edad
tienes?” “termino de cumplir dieciocho años “el corazón le iba a mil por hora a
Julián, la cara se le iluminó con una gran sonrisa “y de tu padre ¿qué sabes?”
“nada, mis tíos dicen que murió” “no,,,,no murió” “¿usted como lo sabe?” “
porque estás hablando con él” le contesto Julián con los ojos llorosos, el
joven se quedó alucinado, no sabía que decir ni que hacer, Julián se sacó su
cartera y extrajo una vieja foto y se la dio al joven” esta era tu madre”” es
verdad, mis tíos tienen la misma foto” padre é hijo se quedaron mirándose
fijamente y su hijo se levanto para abrazar a su padre, los dos llorando pero
con los corazones que le explotaban de alegría “ cuanta falta me has hecho,
papá” “ y tú a mí, y tú a mí, hijo mío”
“que
bien suena, hijo mío” “ mejor suena, papá” y se volvieron a abrazar, Julián con
el retrato de Isabel en la mano le dijo “amor mío, sabias que te ibas y quisiste
dejarme algo de ti aunque te costara la vida”” sabes hijo, tienes dieciocho
años de tú vida que contarme” “ y tú a mí, papá” se volvieron otra vez a
abrazar “ ya verás tus abuelos cuando nos vean llegar, les llevo un nieto que
ya no tienen que cambiarle los pañales, padre é hijo comenzaron a reír como
nunca lo habían hecho “sabes papá, nunca me había sentido así de contento” “ yo
tampoco, hijo mío, yo tampoco”.