domingo, 1 de noviembre de 2015

LA VIDA MISMA

En una ciudad del interior de la provincia de Valencia, hacía una tarde soleada, de las que hacen por esta zona un mes de Marzo.
Los campos inundaban de ese maravilloso olor a azahar toda la comarca, cuando dar un paseo por entre los naranjos es una delicia porque ese olor te embriaga y mucha gente no sabe apreciar (como tantas cosas simples) y si se lo comentas te dicen “este está loco”.
A las afueras de la ciudad hay una gasolinera y detrás de ella una habitación que los empleados no usaban casi nunca porque dejaban allí cosas que ya no servían y tenía un camastro, una nevera muy pequeñita, por supuesto  vacía, no es una gasolinera muy concurrida porque está en una curva y en la salida hacia un pueblo pequeño.
Allí trabajaba un hombre mayor y su hijo Carlos de veinte ocho años, un hombre fuerte y guapo, pleno de salud, el hombre típico de la Ribera valenciana.
Carlos era soltero, pero vivía solo en la parte de arriba del chalet que hizo su padre, era extrovertido y se paraba a hablar con los pocos clientes que paraban a repostar.
Un día se paró un coche Mercedes último modelo y bajó una mujer guapa, joven y elegante, Carlos la conoció enseguida, allí se conocían casi todos, era Patri la hija de Don Anselmo el dueño de la fabrica más grande que había en el pueblo de textil, hacia mucho que no la veía.
Ella se fue a Inglaterra a estudiar y volvió al pueblo para casarse con el hijo del juez, llevaba ya cuatro años casada, pero por supuesto no fue una boda por amor, más bien por interés, porque medio término municipal era del juez.
El matrimonio era como la calma que precede a la tormenta, ella siempre con su grupito de amigas (por supuesto todas pijas) y él siempre en el despacho de su padre.
Era tan calmado el matrimonio que hacía el amor de higos a brevas, cuando a él le apetecía, ella no le decía nada porque él era un hombre enfermizo.
Patri comenzó a pasar a menudo por la gasolinera y cada vez se paraba más a hablar con Carlos, él se dio cuenta que ella estaba por él, porque se abría el escote más de la cuenta, y él pensó en acostarse con ella pero se jugaba mucho si algo pasaba mal.
Lo que sentían el uno por el otro era cada vez más fuerte, hasta que un día le dijo ella “¿puedes recogerme a las seis esta tarde, a la salida del pueblo?” “si claro “le contesto él.
A la hora convenida Carlos la recogió en el sitio donde quedaron” ¿Dónde vamos ¿” le preguntó él “¿no tienes un cuarto detrás de la gasolinera? Se sonrió y enfilaron hacia la gasolinera cuando llegaron Carlos entro por detrás de la gasolinera y ella bajó, él fue a su padre y le dijo “como no puedo venir a por ti esta noche, te traigo el coche y yo me voy ahora andando” “como quieras” le contesto el padre y Carlos hizo como que se marchaba por detrás   pero entro al cuarto.
Hicieron el amor como si el mundo se fuese a terminar al otro día, salvajemente, derrochando placer por cada poro de su piel, cuando se quedaron dormidos agotados eran las cinco de la mañana.
Al despertarse continuaron con su copulación salvaje hasta que se hizo de noche, Carlos estaba agotado y le dijo “bueno, tendremos que salir, se van a preocupar por nosotros” y ella con la cabeza dijo que si, se vistieron y se dieron el último beso con todas sus fuerzas y se marcharon andando al pueblo, antes de entrar se separaron para que no los vieran juntos.
Patri entro a su casa y enseguida su marido se le quedó mirando y le preguntó “de dónde vienes” “de por ahí” contesto ella, él llamó a su padre mientras ella entraba en el cuarto de baño, a los pocos minutos llegaron los padres de ella y el padre de él.
Todos sentados en el salón esperaron que Patri bajara, enseguida el juez le preguntó “ donde has estado y con quién” “ con Carlos en la gasolinera”  “ dos días encerrada con ese gañan en la gasolinera” “ eres una puta “ saltó el padre de ella, “soy una mujer adulta y puedo hacer lo que quiera” el juez levantándose del sillón le arengó “ pero tu donde te crees que vives, esto es un pueblo, cuando la gente se entere serás para toda la vida la puta del pueblo ¿tu estás loca? El mal ya está hecho, ahora hay que buscar una solución para que no te traten de puta y nuestra reputación no se vaya por los suelos y la gente se ría a nuestras espaldas”.
El padre de ella dijo “ya está, diremos que te secuestro, hay que llamar a la Guardia Civil y contárselo” “que le pasará a Carlos” preguntó ella “a ti que te importa lo que le pase a ese muerto de hambre” ella se limitó a bajar la cabeza.
Carlos fue llevado inmediatamente al calabozo y ella al día siguiente se marchó con su madre a Madrid, donde tenían un familiar.
Patri volvió el día del juicio y no lo vio a él porque pusieron una mampara, ella ratificó que fue secuestrada y él solo soltó una lágrima.
Carlos pasó dos años en la cárcel de Picasent y cuando salió no fue a su pueblo, directamente se marcho a Valencia a agarrar el tren que le llevaría a Francia.
Jamás Carlos ha vuelto por el pueblo, pero como todo lo que sucede en un pueblo, tarde ó temprano se sabe la verdad, desde entonces a escondidas, Patri es llamada la puta de la gasolinera.
A los nueve meses Patri tuvo un hijo, con un parecido asombro con Carlos, para desgracia de todos y para satisfacción de la familia de Carlos.

Esta historia está basada en un hecho real, cada cual que la juzgue como quiera, yo no soy quién para juzgar a nadie.




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