domingo, 27 de diciembre de 2015

AMAPOLA ROSA

A últimos de los años sesenta, había un país que se llamaba España, donde vivía un chico de catorce años, se llamaba Julián, vivía en un pueblo de la profunda Andalucía, donde las calles aún no conocían el asfalto, pero eso sí, hicieron las aceras, aunque después las quitaran porque se dieron cuenta que no cabían dos coches ¿no hubiera sido más fácil hacer la calle de una sola dirección? Además solo pasaba un coche una vez al año, cuando venía en verano un emigrante de final de la calle.
Los adolescentes de los sesenta no eran como los de ahora, eran más “malos” pero también más inocentes, una contradicción, pero me explico, quizás la palabra malos no sea la adecuada si no traviesos, pasaban el día en la calle, no tenían juguetes, el que tenía un balón de jugar al futbol era el rey, aunque fuera muy malo jugando y si no se jugaba al hoyo a las canicas ó bolas, al potro y eso si no había guerrillas, que consistía en los chicos de un barrio retaban a los de otro barrio y se citaban en una era a pedrada limpia, pero el mejor pasatiempo que tenían los más mayorcitos era cuando alguien conseguía una revista donde salían mujeres ligeras de ropa ( se masturbaban más que un mono)esa era la “maldad”  que tenían.
Pero eran muy inocentes en el sentido de que aún no había llegado la verdadera maldad, no robaban, respetaban mucho a las personas mayores, la palabra de los padres era sagrada “la caja tonta” estaba en muy pocos hogares y en verano la ponían cara a la calle y todos los críos y no tan críos sentados en el suelo de la calle para verla.
Julián un día jugando a eso de las guerrillas recibió una pedrada en la frente, sangraba y se sentía mal pero peor se sentía de saber cómo reaccionaría su padre cuando lo viera, no se dio cuenta que por detrás se le acercó una chica con un pañuelo y se lo puso en la herida, se llamaba Isabel aunque todos la conocían por Isa, vivía en una calle más abajo que él, se quedaron mirándose un rato a los ojos “ te voy a manchar de sangre el pañuelo” “ no importa, ya lo lavo yo sin que se entere mi madre”.
Julián  sabía que ella hacía tiempo que lo miraba de una forma especial, pero le daba vergüenza decirle nada a ella, aunque estuvo a punto varias veces.
Isa sentía algo especial por él porque lo veía un chico diferente, no era bruto, era el único que leía libros, por eso cuando pasaba cerca de él mariposas revoloteaban en su estómago “ me llamo Isabel” “ ya lo sé Isabel” estaban sentados en la primera era de detrás de las casas que en primavera se llenaba de amapolas y unas florecillas amarillas, Julián miró a su alrededor y vio una amapola rosa en mitad del campo pleno de amapolas rojas, se levantó y se la trajo “ para ti” “ gracias es preciosa” “ no tanto como tú” Isa bajó la cabeza y se puso roja “ me tengo que ir ya , es tarde” “¿ya? Le preguntó él “claro, las chicas no podemos llegar a casa tan tarde como los chicos” “pero si quieres nos podemos ver mañana en el pozo de la Mariquilla, aquí nos pueden ver tus amigos” “vale, te espero a las seis de la tarde” ella se izó sobre la punta de sus zapatos y le dio un beso en la mejilla y salió corriendo “adiós Isabel” le gritó él.
Cuando Julián volvió a casa su padre le pegó como siempre por no haber traído la comida para los conejos, pero no le importó, ni sintió los palos, su cabeza estaba en otro lugar.
Al día siguiente cuando Isa fue al sitio en que quedaron, Julián la estaba esperando con un ramito de flores del campo “¿son para mí?” “claro Isabel” “¿sabes? Eres el único que me llama Isabel” “no te gusta” “si, mucho” “Isa es nombre de niña” él la cogió de la mano y se fueron a caminar entre los olivos.
Todos los días se veían en el mismo lugar, sus corazones se aceleraban cuando estaban juntos, cuando se cogían de la mano, un día Julián le dio un beso en la boca, por supuesto inocentemente, y ella le preguntó “¿ya somos novios?” “claro, para toda la vida” y se abrazaron fuertemente.
Al otro día Isa no acudió a la cita, el se paseo por su calle pero no la vio, al día siguiente tampoco acudió ella, entonces Julián volvió a pasear por su calle y esta vez sí estaba ella, estaba sentada con cara triste en el escalón de su puerta “¿Qué te pasa?” “nada, habla despacio mi madre está dentro y no me deja salir” “¿porqué?”” me da vergüenza decírtelo, son cosas de mujeres” en eso que se oyó la voz de su madre “Isa, entra para dentro”.
A los pocos días él le mandó un papel con una amiga de ella donde le decía “tengo que verte, esta tarde en el sitio de siempre” y efectivamente a la hora indicada Isa se presentó , se dieron un fuerte abrazo “ Isabel ¿Qué te pasa? ¿Porqué has estado estos días sin venir?” “ porque mi madre no me dejaba salir” acachó la cabeza “ porque ya soy mujer de verdad” “ no te entiendo” “ me ha venido la regla” “ ¿eso qué es?” ella se echo a reír “cosas de mujeres”” ¿para qué querías verme?” y Julián le dio la noticia que ella menos esperaba “ nos vamos toda la familia a Barcelona” “ pero ¿cuándo?” mañana por la tarde cuando terminemos de cargar el camión” se abrazaron y las lágrimas recorrieron sus rostros “ ya no nos veremos más Julián” “ te juro que volveré algún día a por ti Isabel” y se dieron un beso que recordarían toda su vida, porque cuando más tristes estaban siempre echaban mano de ese recuerdo.
Julián entro como aprendiz en una fábrica de lámparas en L´Hospitalet de Llobregat, el pueblo donde su familia se fue a vivir porque tenían ya familia allí y comenzó a escribir a su amada cada semana hasta que pasados unos meses, él dejó de recibir la correspondencia de ella.
Él no dejaba de pensar en Isabel, pero la vida del emigrante no es nada fácil y fueron pasando los años sin darse cuenta.
Cuando Julián cumplió los dieciocho años les dijo a sus padres que en verano iría al pueblo, le echaron una gran bronca pero él no cedió hasta que le dieron permiso, y a primeros de Agosto cogía el tren borreguero nocturno que  daba paso hasta a las hormigas, pero por fin a las nueve de la mañana se apeaba en la estación de Linares-Baeza y agarró el autobús que le subía a Linares, con la cabeza plena de cosas que tenía que decirle a Isabel y también pensando el porqué dejaría de contestar a sus cartas.
Cuando se bajó en Santa Margarita, comenzó a caminar porque su barrio estaba en la otra punta del pueblo, cuando pasó por la Fuente del Pisar hizo un alto y bebió agua fresca antes de continuar.
Cuando llegó, solo habían pasado cuatro años pero lo encontró todo pequeño, sucio y una sensación de pobreza increíble.
Directamente fue a casa de su tía “Julián que alegría, pasa” “¿cómo estás tía?” “yo bien cariño, tu tío es el que anda chungo” “¿Qué le pasa?” “nada hijo, cosas de viejos, que tiene ya muchos años”” ¿y dónde está?” seguro que está en el único lugar donde no se queja, en la taberna”” bueno, dúchate y ponte cómodo”.
Julián no quiso preguntarle tan pronto por Isabel para que su tía no se diera cuenta, pero cuando salió de su cuarto ya no se pudo aguantar “¿ves a Isabel, como está?”” ¿Ya no  podías aguantar más sin preguntar por ella, eh?” Julián sonrió y le dio un beso a su tía “que zalamero has sido siempre” “Isabel no está bien, parece tísica, no sale mucho a la calle” a Julián se le cayó el cielo a los pies, se quedó helado” ¿y los médicos que dicen?” pues eso hijo, que está tísica” “me voy a verla”.
En aquella época y en los pueblos (por lo menos en este) todo lo que se salía del resfriado ó se salía de lo normal le ponían la etiqueta de, tísica, ahí entraban todas las enfermedades que las gentes no conocían.
Julián llamo a su puerta esperando que saliera la madre, pero después de esperar más de lo normal quien le abrió la puerta fue una hermosa mujer rubia con unos grandes ojos azules y delgada, era la niña que él recordaba pero convertida en una hermosa mujer, estuvieron mirándose sin decir nada un buen rato “Julián,¿ eres tú?” si Isabel” ella cerró la puerta de la calle y se dieron un gran abrazo y un beso que quería recuperar el tiempo pasado “ ¿y tu madre?” “no te preocupes estamos solos” ella le agarró la mano y lo llevó a su dormitorio.
Eran dos seres dando  rienda suelta a muchos años de amor soñado, esperado, descubriendo lo que era la sexualidad junto a la persona que más amabas en este mundo, era amor y sexo puro sin ningún tipo de lascivia, cuando terminaron él le preguntó “¿Qué tienes, estás demasiado delgada?” “vamos a vestirnos, no tentemos dos veces al diablo en el mismo día “eso se lo dijo dándole un beso.
Cuando estaban sentados en el comedor” ¿qué te dicen los médicos?”” nada cariño que no saben lo que tengo” le mintió ella “¿y a ti como te va en Barcelona?””bien, tengo trabajo, pienso mucho en ti y el mes que viene me llevan a la mili, a perder casi dos años de mi vida, estoy estudiando por las noches electrónica, tengo que hacerme un futuro, para cuando vuelva de la mili no tardar mucho en que nos casemos, a Isabel se le cayeron dos lágrimas por sus mejillas”¿porqué lloras tonta?”” es de alegría cariño” “ pero Julián leyó algo en sus ojos que no le gustó”¿me estás ocultando algo, Isabel?”” nada cariño, no te preocupes y mi madre está a punto de venir””entonces me voy que no vea que estamos solos””¿para cuanto tiempo has venido Julián?” “mañana por la noche tengo que coger el tren, el lunes trabajo”” ¿tan pronto?”” no me han dado más días en la fábrica, cariño” y se despidieron con un profundo beso de enamorados, donde el mundo no existe.
Por la tarde Julián se la pasó caminando por la era donde se dieron el primer beso, estaba muy contento pero a la vez algo en su interior no lo dejaba en paz.
Esa noche se acostó tarde contándole a su tía todo de su familia, de cómo les iba    en Barcelona.
Al otro día esperó desesperado que llegara la hora de ir a ver  Isabel y cuando llamo a la puerta le abrió la madre “buenos días” “buenos días, soy Julián, ¿está Isabel?”” Isabel no se encuentra bien” “¿no puedo verla un momento?”” no, ya te he dicho que no está bien ,aún duerme “Julián se quedó muy triste y se despidió, estuvo toda la tarde rondando la calle por si ella asomaba, pero ya se le hacía tarde para el tren y volvió a casa de su tía, se despidieron y comenzó su camino hacia Santa Margarita para agarrar el autobús que le llevaría a la estación del tren, pero caminaba como un autómata porque su cabeza estaba con su Isabel.
Julián se fue a la mili pero ellos seguían estando en contacto por carta, eran cartas llenas de amor y de planes para un futuro cercano, pero a los seis meses él dejó de recibir las cartas de ella y comenzó a preocuparse porque algo le decía que la desgracia estaba llamando a su puerta y no dejaba de pensar en ello.
El presentimiento se materializó una tarde que estaban haciendo ejercicios de tiro y un despistado le pegó un tiro en la espalda, Julián calló mortalmente herido y lo último que le oyeron sus compañeros fue “Isabel” y un helicóptero se lo llevo enseguida al hospital militar y de allí se lo llevaron al Gómez Ulla de Madrid donde estuvo ingresado seis meses y salió en silla de ruedas. Durante todos estos meses él no recibió nada de Isabel.
Cuando llegó a su casa de Barcelona sus padres le dieron una carta que había llegado hacia unos pocos días del pueblo, era de su tía, Julián conforme iba leyendo se ponía más blanco, su tía le decía que Isabel acababa de fallecer, su amor, su vida, la persona por  la que amaba tanto se había marchado de este mundo, se encerró en su cuarto y comenzó a llorar como un niño, hasta que se tranquilizó y pensó, por lo menos así no se enterara de que soy un inútil, que ya no sirvo para nada, que ya no le podría dar lo que ella se merecía.
Antes de un año del accidente un día estaba tan deprimido y no le encontraba sentido a esta vida que decidió marcharse, su pensamiento era agnóstico por lo tanto no temía al más allá porque no creía que hubiera nada, por la noche se despidió de sus padres y se encerró en su dormitorio, cogió todas las pastillas que tenia y las puso encima de la mesita de noche, comenzó con los ansiolíticos, de tres en tres, en cada trago su pensamiento era para Isabel, sabía que ella no estaría de acuerdo porque ella si era creyente y decía “perdóname” otro trago “perdóname” así hasta que la habitación comenzó a darle vueltas y cayo de golpe sobre la cama.
Su madre lo primero que hacía cada mañana era asomarse a su habitación a ver como estaba, pero esa mañana la llave estaba echada “Julián” “Julián” lo llamó la madre asustada y viendo que no recibía respuesta se fue corriendo a por su marido “Pepe, levántate rápido que Julián a echado la llave y no me responde” “ ay, Dios mío, ay, Dios mío” repetía la madre, el padre llamó a la puerta y no recibió respuesta, entonces le pegó una patada a la puerta que se hizo añicos y vieron a su hijo tendido en la cama, intentaron reanimarlo pero no respondía, entonces llamaron a urgencias que enseguida se lo llevaron al hospital, le hicieron un lavando de estomago y lo dejaron ingresado en psiquiatría una temporada, donde consiguieron hacerle comprender que aún era muy joven y tenía una vida por delante, de allí lo llevaron al hospital de parapléjicos de Toledo, para ayudarle en su tratamiento y a usar bien la silla de ruedas.
Poco a poco se fue recomponiendo física y sobre todo mentalmente que es más difícil y así pasaron los años y comenzó a trabajar ayudando en una ONG de ayuda a minusválidos.
Un día estaba lavándose la cara en el cuarto de baño y de golpe se quedó mirándose en el espejo, toda su vida pasó por su cabeza, vio un hombre mayor, aunque no tenía muchos años y le habló al espejo “ Isabel, ya estoy preparado para verte” y a los pocos días se lo contó a sus padres, por supuesto le dijeron de ir con él, le pusieron un montón de pegas pero él estaba decidido a hacer el viaje y además solo, quería probarse así mismo.
Corría el año mil novecientos ochenta y cuatro, España estaba cambiando a toda prisa en todos los sentidos, el tren ya solo duraba siete u ocho horas, cuando llegó a la estación de linares-Baeza agarró un taxi (ya tenía un cierto poder adquisitivo) que le llevo al barrio de las Américas porque sus tíos ya no vivían en Arrayanes, cuando se vieron se echaron a llorar todos, sus tíos aún no lo habían visto en silla de ruedas “tía ¿tú sabes dónde está Isabel? “ si claro cariño ¿quieres ir ya?” “para aprovechar que el taxi aún está aquí”” vale cariño dame un minuto “se subieron los dos al taxi y llegaron al cementerio, su tía fue enseguida a ayudarle y él le dijo “no tía, yo tengo que servirme por mi mismo “era primavera y hacia un día esplendido, nada más entrar al cementerio Julián se dio cuenta que había una sola amapola y además rosa “ tía ahora si te necesito, me coges esa amapola, por favor”” claro hijo”.
Cuando llegaron al nicho donde estaba Isabel su tía rezó algo y le dijo “yo te dejo solo, en la entrada te espero” él la miró con los ojos llenos de lágrimas “ gracias tia”Isabel estaba en la primera fila lo cual Julián agradeció, puso la amapola en las flores que ya tenía “ recuerdas mi amor”” la misma flor para conocernos y para despedirnos”” te amo tanto , amor mío” “ que cruel ha sido la vida con nosotros, que solo queríamos amarnos”” aunque tú nunca morirás cariño, porque mientras yo viva tú vivirás en mi corazón”” las personas no mueren cuando fallecen si no cuando se les deja de recordar”” me tengo que ir amor mío, mi tía estará preocupada””adiós amor” y se encaminó hacia la salida del cementerio, cuando llegó su tía no le hizo ninguna pregunta, solo se acacho y le dio un beso.
En la cena Julián le sacó el tema de Isabel a su tía, “¿Qué fue de la familia de Isabel? ¿Tú sabes algo? “ no cariño, nosotros hace muchos años que salimos del barrio, si te digo que ni si quiera sé si vive aún la madre”” vale tía, me voy a la cama que mañana tengo que levantarme pronto para coger el tren”” hijo mío, que prisas, no sé porqué no te quedas más días”” tía yo no puedo faltar mucho tiempo de la asociación, me han nombrado secretario” “ es que tú vales mucho, hijo”” jajajaja no es eso tía, es que me sirve como apoyo para  mi autoestima”.
Cuando llego a la estación del tren se bajó del taxi, no quiso que el taxista lo ayudase, pero para entrar a la estación había un escalón bastante pronunciado (la ley de movilidad ni se conocía) y se quedó parado, cuando un joven le dijo “ ¿le ayudo señor? “ si gracias” le contestó sin mirarlo, pero cuando lo subió se giró para darle las gracias y entonces se le quedó mirando sin hablar, parecía que se estaba mirando en un espejo cuando él tenía dieciocho años y el joven se dio cuenta “¿le pasa algo señor?”” no,,no, perdona gracias por ayudarme” “¿te puedo hacer una pregunta?”” claro señor” “ no me llames de señor, mi nombre es Julián””anda, somos tocayos, yo también me llamo Julián” “ pero iba a hacerme una pregunta, ¿no? “ si,si,,,,,¿ tú naciste en Linares? “si señ,,,,, ¿es que no sé cómo llamarlo? “de momento Julián está bien” el joven continuó “nací en Linares, en Arrayanes, pero me he criado aquí en la estación, porque mi madre falleció cuando yo nací, tenia ELA y mis tíos me han criado”” ¿Qué edad tienes?” “termino de cumplir dieciocho años “el corazón le iba a mil por hora a Julián, la cara se le iluminó con una gran sonrisa “y de tu padre ¿qué sabes?” “nada, mis tíos dicen que murió” “no,,,,no murió” “¿usted como lo sabe?” “ porque estás hablando con él” le contesto Julián con los ojos llorosos, el joven se quedó alucinado, no sabía que decir ni que hacer, Julián se sacó su cartera y extrajo una vieja foto y se la dio al joven” esta era tu madre”” es verdad, mis tíos tienen la misma foto” padre é hijo se quedaron mirándose fijamente y su hijo se levanto para abrazar a su padre, los dos llorando pero con los corazones que le explotaban de alegría “ cuanta falta me has hecho, papá” “ y tú a mí, y tú a mí, hijo mío”
“que bien suena, hijo mío” “ mejor suena, papá” y se volvieron a abrazar, Julián con el retrato de Isabel en la mano le dijo “amor mío, sabias que te ibas y quisiste dejarme algo de ti aunque te costara la vida”” sabes hijo, tienes dieciocho años de tú vida que contarme” “ y tú a mí, papá” se volvieron otra vez a abrazar “ ya verás tus abuelos cuando nos vean llegar, les llevo un nieto que ya no tienen que cambiarle los pañales, padre é hijo comenzaron a reír como nunca lo habían hecho “sabes papá, nunca me había sentido así de contento” “ yo tampoco, hijo mío, yo tampoco”.
La vida es una lotería que a veces, incluso toca.










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