viernes, 11 de diciembre de 2015

MARUJA

Sentada en un banco de madera de la estación del norte de Valencia, un bebe recién nacido entre sus brazos y su maleta de cartón, permanecía impasible y ausente , estaba recordando su vida, siempre a contracorriente, hasta que los altavoces de la estación comenzaron a anunciar el tren que partía hacia Madrid vía Albacete claro, entonces solo existía esa vía.
Maruja se abrochó el abrigo raido que llevaba, cogió a su bebe y la maleta y se subió al tren, iba a Toledo a que su marido conociera a su hijo recién nacido, corría el año 1937 en plena guerra civil española, lo hacía para callar las habladurías del pueblo y para que su marido conociera a su hijo por si pasaba algo malo.
A su llegada a Toledo fue por todos sitios preguntando por Vicente, así se llamaba su marido, hasta que pudo dar con él, estaba en el cuartel general del mando como intendente de cocina, cuando la vio se quedo asombrado “tú qué haces aquí, estás loca” “vengo a que conozcas a tu hijo”
Vicente le dio de comer porque iba muerta de hambre y como él tenía de toda clase de alimentos “aquí no os podéis quedar” “y que vamos a hacer” dijo Maruja “os voy a llevar a un pueblecito muy cerca de aquí, se llama Argés, allí conozco una familia que te dará una cama para ti y el chiquillo” y así transcurrieron varios meses hasta que se corrió la voz de que los nacionales iban a cortar la carretera de Valencia y Maruja no tuvo más remedio que volverse.
La verdadera razón de que fuera a Toledo maruja es que no se fiaba de su marido porque cuando se junto con él (en la república la gente no se casaba, se juntaban) ya tenía fama de mujeriego en el pueblo y ella temía que se echara una novia allí.
Terminada la guerra civil a él lo llevaron de penal en penal y ella iba como todas las mujeres a preguntar cómo estaba su marido y donde estaba sobre todo.
Ella y su marido eran y vivían en Onteniente un pueblo que está a 26 kilómetros de Xativa que es la capital de todo ese rincón de la provincia de Valencia.
Cuando se lo llevaron preso al monasterio de San Miguel de los Reyes en Valencia, ella tenía que agarrar un autobús todos los martes que le llevaba de Onteniente  a Xativa y luego otro hasta Valencia y después caminar varios kilómetros cargada con la cesta de la comida porque el monasterio esta a las afueras de Valencia. A los pocos meses lo trasladaron a la Cartuja del  Puig a 14 kilómetros de Valencia y Maruja continuo haciendo lo mismo todos los martes.
A los tres años por fin le hicieron un juicio y lo soltaron, Vicente llego a casa y saludó a Maruja sin mucho entusiasmo, era un hombre muy tosco, bueno, era como tantos hombres de aquellos años en España, republicanos que habían luchado por unos ideales, que fueron derrotados y humillados después, que vivían con el miedo como compañero de viaje, que no hablaba para que ningún vecino pudiera oír e ir a la comisaria ó sobre todo a la guardia civil a delatar a cualquiera que tuviera alguna deuda de lo que fuese con otra persona.
España vivía en el horror y el miedo, Vicente se compró un camión a gasógeno y comenzó a rehacer su vida , llevaba fruta de su pueblo a La Mancha donde la gente como no tenia dineros  se la cambiaba por pollos, pavos, conejos que luego él revendía en Onteniente, era el único camión que había en el pueblo, las relaciones en el matrimonio eran normales, dentro de lo que cabe, Maruja lo amaba, lo había demostrado haciendo tantos sacrificios por él pero Vicente nunca dejó de ser un pichabrava que decimos en mi pueblo, vamos que tenía una novia en cada pueblo donde iba con el camión porque casi siempre llevaba la misma ruta.
Maruja intentaba no querer darse cuenta de esas cosas ni de las habladurías de la gente hasta que un día la vecina de enfrente de su casa le dijo “quieres ver a tu marido con quien está” y se fueron dos calles más abajo y se escondieron en un portal hasta que efectivamente a los pocos minutos vieron salir a su marido de la casa de una mujer viuda, Maruja se le acerco toda roja pero con el ánimo increíblemente tranquilo y le dijo solamente “atente a las consecuencias” y se dio la media vuelta para ir a su casa, desde entonces las relaciones fueron cada vez a peor, ya discutían por cualquier cosa, él se burlaba de ella diciéndole “que vas a hacer tu” lo que él no sabía es que Maruja ya tenía su venganza planeada.
Cada sábado por la noche del año se juntaban en una casona propiedad de la iglesia, las fuerzas vivas que se les llamaba, el alcalde, el boticario el sargento que mandaba en el cuartelillo de la guardia civil y Vicente y por una puertecita que daba al rio por la parte de detrás de la casona siempre entraba cuando se hacía de noche una mujer que vivía en las afueras del pueblo, una pobre mujer mal vestida pero con esa belleza interna que solo algunas pocas personas poseen, todo el pueblo conocía esas “reuniones” pero nadie supo nunca con certeza lo que allí dentro pasaba ni querían ni podían hablar por el terror en el que se vivía.
Maruja que estaba al tanto de esas reuniones aprovecho para llamar  a su cuñado Luis marido de su hermanastra que de siempre le había gustado a ella, cuando llego Luis ella sacó todas sus armas de mujer para seducirlo y a fe que lo consiguió, lo malo es que continuaron viéndose los sábados por la noche y del sexo pasaron al amor y el amor te hace relajarte y no estar atento y pasó que un sábado la mujer que acudía a la casona no fue y la “reunión” se termino pronto, Vicente se presento en casa y los pilló a los dos en la cama, entonces Vicente se fue directo al cuartel de la guardia civil y presento una denuncia por adulterio, en aquellos años el adulterio era un delito muy grave, estaba penado con años de cárcel. Maruja no quería dar el espectáculo en el pueblo de que todos la vieran llevársela los civiles a la cárcel, así que cogió un hatillo de ropa y comenzó a caminar antes de que vinieran camino de Xativa que está a 14 kilómetros, todos se los hizo andando por caminos de cabras por las montañas pero claro en el camino de entrada a Xativa la estaba esperando la guardia civil, ella lo suponía y se la llevaron presa, fue de las primeras  si no la primera mujer que se encarcelaba en España por el terrible delito de amar a otro hombre que no fuera su marido.
Maruja fue una mujer luchadora, no sabía leer ni escribir y no tenía ideas políticas pero lo que si tenía claro de siempre es que por ser mujer no tenía que ser inferior a ningún hombre.
Vicente fue a los dos días a sacar a Maruja de la cárcel porque para él era también una afrenta que todo el mundo supiese en el pueblo que su mujer estaba en la cárcel por adultera.
En el regreso a Onteniente subidos en el camión de él no se dijeron ni una sola palabra, ni se miraron si quiera.
Esto ocurrió en el año de 1947 su hijo ya tenía diez años y siempre estaba metido en la iglesia con el cura porque le gustaba mucho la iglesia, quería ser sacerdote de mayor, eso hacía que Vicente lo odiara porque también odiaba a la iglesia ya que por culpa del cura cuando termino la guerra  a él lo metieron preso como antes he contado aparte de por ser rojo porque dijo el cura que él había sido el que había destrozado los santos de la iglesia y Vicente sabia que él no había sido pero se lo hicieron pagar.
A Borja, su padre le pegaba por cualquier cosa, si llegaba tarde por estar en misa, si decía al comer que no le gustaba la comida y si su padre venia por la noches un poco bebido lo primero que hacia Maruja era decirle a su hijo “Borja, arriba a tu cuarto que ya llega tu padre”  después ella se subía la cena sin que Vicente lo supiese, la situación familiar era insoportable hasta que un día, Vicente que venía de un pueblo de Sevilla se trajo a casa a la querida que tenía allí, la presento como la hija del jefe al que le trabajaba en ese pueblo, pero Maruja aunque era analfabeta no tenía ni un pelo de tonta y se planto delante d él y le dijo “ ó te la llevas de aquí ó agarro a mi hijo y nos vamos” como Vicente vio con la determinación que se lo dijo además que ya la conocía, se llevo a la chica ó mejor dicho a la mujer a la pensión del pueblo, hasta que a los dos días se la volvió a bajar para Sevilla.
A Vicente le iba muy bien con el camión, había vendido el viejo y se compro uno casi nuevo y entonces podía hacer más viajes en los cuales se llevaba a Borja porque ya tenía catorce años y decía que tenía que trabajar, le hacía pasar toda clase de barbaridades, como en pleno invierno dejarlo en el camión mientras el pasaba la noche en una posada del camino y cosas por el estilo , todo para que no le contara nada a su madre .hasta que Borja cumplió los quince años y le dijo a su madre que él quería meterse en un seminario para ser cura, a Maruja no le disgustaba la idea porque aparte de ser creyente a su manera así alejaría a su hijo de su padre y ella tendría algo más de paz.
Cuando Maruja se lo conto a su marido que el chiquillo se quería meter en un seminario, Vicente estalló de ira, la discusión fue terrible, los gritos se oyeron por todo el pueblo y fue tajante  “este no se mete a cura porque no me sale de los huevos”.
Maruja como buena mujer inteligente sabia que en esos momentos no se podía hacer nada, pero como mujer supo poco a poco de convencerlo para que Borja fuese al seminario.
Como Vicente se iba largas temporadas con el camión y Borja estaba en el seminario, ella estaba pasando unos meses muy tranquilos, menos cuando él regresaba con el camión y la pelea estaba servida porque como se emborrachaba le contaba a ella lo que hacía por esos pueblos y las novias que tenia, en el fondo a Maruja le daba igual ya que hacía tiempo que dejó de quererlo y hacia meses y meses que no hacían uso del matrimonio. Así transcurrió un año hasta que del seminario mandaron llamar a Maruja y Vicente, cuando llegaron allí el prior de los frailes les recibió para contarle que estaban muy contentos con su hijo y que Borja tenía vocación de sacerdote y que para ello tenían que contribuir ellos económicamente.
Vicente al oír eso se levanto de la silla y dijo “vámonos, donde está el chiquillo” “traiga a Borja que nosotros no podemos dar dinero” el prior se percato de lo rudo que era y no osó discutir
con él, con gran disgusto Borja volvió con sus padres al pueblo.
La situación familiar empeoró ya que las discusiones eran constantes cuando estaban todos en casa y si Vicente se llevaba a Borja en el camión quería presentarle a sus queridas y hacer de él un hombre según pensaba él, luego Borja se lo contaba todo a su madre y ya estaba la pelea segura, hasta que un día que Borja no fue con su padre se presento Vicente tres días después con una señora en casa otra vez. Maruja no se lo pensó dos veces le dijo a su marido
“nos vamos” “no intentes seguirnos que te corto los huevos” Vicente se acobardó al ver la forma en que Maruja se lo dijo y no hizo nada, así que cogieron el autobús para Carcagente, un pueblo de la ribera valenciana donde ella tenía una amiga y se instalaron en el piso de enfrente de donde vivía su amiga.
Era el tiempo de la recogida de la naranja así que Maruja se puso enseguida a trabajar en un almacén de naranjas y Borja de repartidor de bebidas y hielo por las casas.
En el almacén trabajaban como esclavas de sol a sol y Maruja vio que eso era inhumano y como no podía con las injusticias, reunió a todas las  mujeres del almacén y les dijo que así no podían seguir que tenían que tener sus derechos, como una hora para comer y poder ir al baño cuando lo necesitaran, todas estaban de acuerdo pero ninguna tenía valor para ir cara al encargado y planteárselo así que no tuvo más remedio que ser ella la que fuera, increíblemente el encargado acepto las demandas pero Maruja pensaba, que seguro la echarían pero no fue así, continuo trabajando y al día siguiente pasó por su lado el jefe y le susurro “así me gustan a mí las mujeres, valientes” ella le sonrió.
Vicente se presento en varias ocasiones en casa de ella para rogarle que volviera pero ella siempre le decía lo mismo “jamás volveré contigo, la dueña de mi vida soy yo”
La amiga de Maruja que vivía enfrente tuvo un accidente de coche con su marido y murió dejando tres niñas pequeñas, entonces Maruja se hizo cargo de ellas y estaba todo el tiempo en esa casa con las niñas y el marido de su amiga y sucedió que a ella le gusto ese hombre y comenzaron a vivir juntos.
Borja que ya tenía los dieciocho años recién cumplidos fue llamado a filas al ejercito lo que se llamaba la mili y fue destinado a un pueblo del norte de Valencia, le asignaron ser chofer del capitán , y se pasaba más tiempo en casa del capitán que en el cuartel, entonces la mili duraba dos años y por lo menos una vez al mes Borja iba a ver a su madre, no le gustaba el hombre con el que se había juntado pero como eso era lo que ella quería no le dijo nada y así transcurrieron los dos años y Borja volvió a su casa con su madre en Carcagente.
Borja no estaba a gusto en casa de su madre con el fulano ese, y aprovecho que su pandilla de amigos se iban a Suiza, era el final de la década de los cincuenta, cuando le dijo a su madre que se  marchaba  al extranjero a ella no le gustó pero comprendió que él tenía que hacer su vida. Maruja continuó con Pepe (así se llamaba el fulano) pero ya, las relaciones no eran las mismas porque descubrió que este también la engañaba con otra mujer.
Un día se plantó ante él y le dijo “ me voy con mi hijo a Suiza” “ tú no puedes dejarme ¿Qué voy a hacer yo con las chiquillas solo” “ a ver pensado eso antes con la cabeza de arriba y no con la de abajo” él levanto la mano para darle un guantazo a ella pero ella se cruzó delante de él y le dijo “ “ si se te ocurre pegarme, que sepas que cuando estés durmiendo te corto los huevos” él bajó la mano y salió de la casa.
A los dos días Maruja agarró el autobús hacia Ginebra, donde estaba viviendo su hijo.
Mientras iba en el autobús Maruja repasó toda su vida, no se arrepentía de nada, porque siempre había tomado las decisiones con el corazón.
Borja estaba en el almacén trabajando cuando le llevaron un telegrama de España, se extraño mucho y lo abrió tembloroso, comenzando a leer “Señor Borja Roig, lamentamos comunicarle que su madre es una de las víctimas del accidente de autobús ocurrido en  Amposta, rogamos su pronta presencia etc., etc., etc.”.
Dos lágrimas rodaron por su rostro en honor de su madre y de la persona más luchadora que había conocido “Adéu mare”.








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