Ya, nunca nadie me
puede ayudar
corté las amarras
hacia mi dudar,
ahora, ya tengo claro
cómo eres
y no quiero contigo,
amaneceres.
La tumba, de amores
ya está plena
Cupido, con tristeza
se la contempla,
las mentiras,
hicieron bien su trabajo
el monstruo, la
soledad, viene de abajo.
De nuevo, a caminar y
tropezar a solas
a buscar cuerpos que
se parezcan a ti,
cacerías nocturnas,
de frías amapolas.
Otra vez, intentar
sacarte fuera de mí
borrar besos como las
viejas gramolas,
No hay comentarios:
Publicar un comentario