No me dirás, que la
luna dejó de brillar
de espiar a los amantes, en el muladar,
los dejó a oscuras,
para no poder volar
maldijo a un hombre,
a punto de casar.
Los intereses, pueden
más, que el amor
que olores de los
billetes, son su religión,
aunque conozca que
fueron su perdición
y quiera volver a
subir al tren del clamor.
A punto de casar, burlas
a tu propia mujer
sin darte cuenta que
eso no es hombría,
es tan solo una
estúpida y triste fechoría
como niño que le
quita a otro su juguete.
Tú, sabrás el juego
maléfico que te llevas
el hombre que es
hombre, no se ríe así,
vas a destrozar dos
vidas, la tuya y a ella.
Y recuerda que esta
vida, te lo cobrará a ti
por muchos golpes de
pecho que te dieras,
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