Ya no me mientes
más,
ni juegas otra vez
con mis sentimientos.
El amor es ciego
hasta que la venda se
cae
y descubres,
que solo vivías un
sueño.
Te quieres morir de
coraje
tu mismo,
por entregarte tan
salvaje
sin tener, un as bajo
la mano.
Luego, sosegado y
tranquilo
razonas mejor,
quien se va de tu
lado
es porque nunca te
acompañó.
Y le deseas lo mejor
del mundo,
perdonas lo
imperdonable
y vuelves a
levantarte.
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