Me arrepiento, de no quererte lo suficiente
y de osar cruzar acantilados ríos para verte,
de subir enormes montañas de soledades
para encontrarme, solo, con tus miradas.
Me arrepiento, de haber sobrevivido a ti
a tus hermosos y enormes ojos verdes,
faros que alumbraron toda mi oscuridad
y que fueron, toda la sombra de mi querer.
Me arrepiento, de siempre, de acompañar
esta opaca soledad, que me está matando,
por no querer otra vez, a aprender a vivir
de nuevo en compañía, pero esta vez sin ti.
Me arrepiento, de no saber salir a retenerte
de tantísimas palabras dichas, para herirte,
por culpa de la maldita locura que me trajiste
y de los muchos recuerdos, que ya te llevaste.
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