martes, 9 de agosto de 2016

Ramia

Los jilgueros no volverán
a cantar,
detrás del cristal de la ventana
de el amor.
Ya no habrá más amaneceres
repletos de besos,
ni despertares susurrados
al oído.
La escarcha del olvido
se ha instalado,
en nuestras vidas
de repente.
Nuestro destino era conocernos
amarnos,
crear sueños de la nada
pero no, vivir juntos.
Un adiós sin pronunciarlo
el perdón en silencio
maldito,
una mirada que evito
y un deseo incumplido
para siempre.








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