La llama se apaga
Ya no va quedando
nada
Los recuerdos se
diluyen
En el quehacer diario
con la gente
Los bajones se
alargan
En el tiempo, como
brisa amarga
Ya no me haces llorar
Porque para llorar
hay que amar
La indiferencia
comienza
Entre nosotros,
mientras el desamor avanza
El amor no se suplica
Se da, a manos
llenas, hasta que acaba
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