Cuando yo era viejo
de pensar
Porque nunca he sido
joven de soñar
Creía que nunca te
encontraría
Y es que pensaba, que
no lo merecía
Pero una noche de
luna llena
Me topé con la
belleza tan deseada
Di gracias a los
dioses, por no merecida
Desde entonces te
amé, como aquel día
Dimos envidia a las
mismísimas estrellas
Hasta que rompió el
sueño la aurora
Y ahora, echo de
menos tu memoria
Porque me falta tu alma tan bella, vida mía
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