Y un día al despertar
Estarán todos, junto
a mi pobre cama
La abuela ya con
vista
Mi padre, tocando
como Santo Tomás
La “ma” siempre
llorando
De ver a su hijo
predilecto acostado
Y sobre todo mi amor
Diciéndome “tete, ya
estamos todos”
Cuantas veces lo soñé
Sobre todo al
principio de mi hecatombe
Cuantas veces los llamé
Nunca recibí
respuesta, por eso agnostiqué
La llamada a grito
silencioso
Las lágrimas se secan
en el mar glorioso
Pero nadie respondió
No hay comentarios:
Publicar un comentario