martes, 2 de septiembre de 2014

POR AMOR


Agarra su mano con cariño, plena de arrugas de tanto trabajar, y comienza a contarle el viaje

de su hija, pero ella no está allí, está en su pueblo, lo mira fijamente y le dice “tu quien eres”

una lágrima resbala por su cuarteada cara “tu marido, cariño” mirándola a los ojos.

“ Yo no tengo marido” “soy demasiado joven todavía” dijo ella.

Él comenzó a recordar todo lo que los dos habían hablado cuando llegara este momento.

Hoy  hacia cincuenta años que se casaron, en su pueblo perdido de la profunda Andalucía

ni ella había conocido otro hombre ni él otra mujer, fueron cincuenta años de padecer

penurias pero también llenos de amor y complicidad.

Era domingo por la tarde, la residencia estaba tranquila, porque muchos estaban con sus

familiares. Él sacó dos copas de champan, que tenia escondidas y una botella que

introdujo en la residencia dentro de su mochila.

Destapó la botella y el ruido hizo que los dos sonrieran, lleno a la mitad las copas y metió

sus anillos de boda en cada copa, después, él sacó un papelito con una sustancia que le dio

su amigo químico y vertió un poco en cada copa, le dio a beber a ella brindando antes “por

nuestro amor” acto seguido se echó en la cama junto a ella, entrecruzo su mano con la de

su amada, y mirándola a los ojos le dijo “hasta siempre amor mío”.





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