Me he visto dentro
del ataúd
tenia semblante
sosegado
y tranquilo
Mi rostro desprendía
amor
pleno de paz
Ahí fuera, el mundo
ni se ha enterado
ni le ha importado
Desprendía una áurea
de sosiego
Noté en mi rostro
que las arrugas del
sufrimiento
habían desaparecido
Me negué a volver
cuando el sueño
me despertó
Maldecí mi suerte
por no estar al calor
de las llamas
Ya, ni si quiera te
eché
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