Como serpiente
embrujada
con cara de dragón,
se me estropeó tú
mirada.
Como cuerpo de santo
incorrupto
de manos finas
olvidé tú rostro
abrupto.
Ya no tengo el cantar
mañanero,
la letra se extravió
mi alma no repica, al
son del campanero.
Ya, dejaron de venir
jilgueros
a mirarte desde la
ventana,
solo arriban, unos
grajos negros.
Me dejé tú herida
abierta
sangrando sin cerrar,
para ver si tú
piedad, estaba yerta.
Me la cosí a base de
lágrimas
de penas negras,
para que tú nombre,
en ella imprimas.
Voy sorteando sin
mucha maña
al adiós definitivo,
pero por desgracia,
siempre está, mañana.
Voy quemando mi loca
imaginación
poco a poco,
ya, solo me queda que
resignación.
AMA
AMA
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