Qué triste,
no tener a nadie que
te despierte
a besos.
No haya querer,
que sepa que hoy es
mi cumpleaños
sin sueños.
Las sombras,
que van por casa,
están por desescombrar
de la memoria.
Qué triste,
oler tu cuerpo de
espaldas, cuando saliste
hacia el cielo.
Si alguna vez,
olvido tu rostro, es
por la embriaguez
de recuerdos.
La soledad,
esculpió tu busto,
con la humedad
de mis lágrimas.
Qué triste,
dialogar y discutir
tan solo con la pared
de carmín y
alquitrán.
Mi corazón,
transita entre la maldita
melancolía y la razón
de la locura.
Es lamentable,
estar muerto por
dentro y tener que ser amable
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