Toda libertad tiene
un precio
Depende lo que estés
dispuesto a pagar,
Unos se niegan a
tenerla, por miedo
Otros prefieren morir
a vivir de rodillas.
Mi precio fue,
perderte entre tú gente,
Arrojarme en los
brazos de la soledad
Mientras tú corona se
perdía, entre la muchedumbre
Caminando hacia
ninguna parte, en silencio te llamaba
Toda libertad, está
encerrada en una cárcel
De barrotes de
lágrimas, y suelo de desazón,
El carcelero sonríe,
pensando esos cuerpos de pincel,
No sabe, que la llave
de la cárcel, está en el corazón.
Te recuerdo, con tú
gorro de dormir, sin dormir
Tus ojos clavados en
los míos, intentando adivinar
Con la mente en
blanco, cuál sería el porvenir
De dos mundos
diferentes, de dos pájaros sin volar
Me pediste tú
libertad, sin darme oportunidad
Tus lágrimas, me
dejaron sin razones que dar,
Aunque la única
razón, es tú libertad de amar
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