Noche con luna llena te encontré
día radiante de presagios me hallé,
cuando me di cuenta, estaba bebiendo de tu copa
licor de carmús y de esperanza soñada.
Traté de que no me atraparan tus ojos
en una esquina del salón,
entre mujeres de culos gordos
y conciencias delgadas.
Me dijiste: llévame al mundo real,
donde una persona vale lo mismo
que otra, ni más ni menos,
“perdóname” pero ese mundo es el irreal.
Me cogiste de la mano
Y caminamos a través del muelle,
hablándonos solo con la mirada
siendo cómplices de un nuevo amanecer.
El corazón se negaba a creer
y la mente me hacia chantaje,
con los recuerdos buenos
pero de los malos, ni venenos.
Mis miedos se ahogaron todos
cuando acercaste tus hermosos labios
a mí decepcionado oído y me susurraste:
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