La brisa, me trae nuevas esperanzas
escritas sobre viejas caracolas,
el vivaz colibrí, me quiere despertar.
La ilusión, es un arma de doble filo
a ciertas edades, y siempre acabas cortándote,
derramando sangre, impregnada en negra brea.
Tengo miedo,
asombro, recelo
de entrar en otra cárcel
donde después, no quiera salir.
Desde mi terraza, veo pasar tu esculpido
cuerpo, las miradas se saludan, sin hablar,
pero saben lo que el otro está pensando.
¡¡Maldita vida¡¡ que te deja marcado,
que te desahucia la mente, aunque el agua está
parada en la antigua fuente del pasado.
Solo somos
una revancha del pasado,
con camisa de fuerza.
Te podré querer,
pero no bajarte estrellas
del firmamento.
Te podré cuidar,
pero no dormir, en la cama de la luna.
Te podré mimar tus sueños
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