No me depositéis en
la oscuridad
dejar el mar, aun sin contaminar,
no suméis más nubes
de polución.
Abandonarme en un
campo de amapolas,
para que el libre
lobo me encuentre pronto
y el triste buitre guerreará
por mi carroña.
Que torne de nuevo a
la madre Gaia
a abonar sus
destrozados campos,
que sirva mi cuerpo
como un regalo.
Soy un alfiler, en
universo inmenso
hace ya tiempo que la
ilusión vendí,
nada ni nadie, me echará
de menos.
Mañana, el sol saldrá
por el horizonte
el hombre, a su lucrativa
corrupción,
y un niño morirá de
hambre y sed.
Y a los siguientes días,
todo volverá igual
nadie se dará cuenta,
que falta un alma,
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