Tus silencios me
hacen llagas
en el alma,
las miradas que me
dejaste de dar
están todas
guardadas,
en un cofre de agua.
Mis ojos se secaron
de tanto pensar
en tu cuerpo,
abrasado tantas veces
por mis manos
frías, manchadas de sangre
de escarbar,
en busca de tu
caminar.
Como fuego de hielo
del Sáhara
te llevo en mi
cabeza,
tratando de no
olvidar, ni un solo destello
de la última lágrima
derramada,
mirándome fijamente.
Cada vez que reías,
asomaba el sol
entre nuestros
cuerpos,
sosegados amaneceres
de lirios en flor
tu cuerpo en mi
cuerpo, tus gritos silenciosos,
para que yo no
sufriera.
Un dios rencoroso te
arrebato de mi lado
para siempre,
no soportaba que dos seres humanos
le hicieran ver, lo
que es el verdadero amor,
sin promesas del más
allá.
AMA
AMA
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