martes, 27 de enero de 2015

EN LA SOLEDAD DEL ESTUDIO


Tus silencios me hacen llagas

en el alma,

las miradas que me dejaste de dar

están todas guardadas,

en un cofre de agua.


Mis ojos se secaron de tanto pensar

en tu cuerpo,

abrasado tantas veces por mis manos

frías, manchadas de sangre de escarbar,

en busca de tu caminar.


Como fuego de hielo del Sáhara

te llevo en mi cabeza,

tratando de no olvidar, ni un solo destello

de la última lágrima derramada,

mirándome fijamente.


Cada vez que reías, asomaba el sol

entre nuestros cuerpos,

sosegados amaneceres de lirios en flor

tu cuerpo en mi cuerpo, tus gritos silenciosos,

para que yo no sufriera.


Un dios rencoroso te arrebato de mi lado

para siempre,

no  soportaba que dos seres humanos

le hicieran ver, lo que es el verdadero amor,

sin promesas del más allá.

                                                                      AMA



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