Justo encima del
puente
te espero,
tenemos que aclarar
ciertas cosas.
Nunca fuimos amigos
de hablar
yo, por no querer
tú, por no poder.
El dinero y la carne
nunca me perdieron,
siempre te he mirado
a la
belleza mortal,
las cuatro veces que
te vi,
hay cuatro caballos
blancos,
bailando en el salón.
Sabes que nunca te
tuve
miedo,
¿porqué? te vengaste
de mí,
dejándome huérfano de
ojos y manos,
dime porqué ese odio
malevo.
Cuéntame, el porqué
te
llevaste mi amor,
dame una sola razón
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